Building Syndrome: risk factors
Redactora:
Mª José Berenguer Subils Licenciada en Ciencias Químicas
CENTRO NACIONAL DE CONDICIONES DE TRABAJO
Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales - España
A partir de la información de que se dispone en la
actualidad, existen pocas dudas respecto al hecho de que los ocupantes de
ciertos edificios presentan, durante el trabajo, una mayor incidencia de
enfermedades que la que sería lógico esperar. Aunque los síntomas son en
general leves, causan molestias a un número elevado de personas empleadas en
estos edificios y, en determinadas circunstancias, pueden influir
apreciablemente en los índices de absentismo.
Siguiendo con la temática iniciada en la NTP-243, en la
que se trataba de forma general la problemática referente a los ambientes
cerrados y a la calidad del aire en los mismos, en esta Nota Técnica se
pretende recoger la metódica general para diagnosticar e investigar aquellos
edificios aquejados de un Síndrome de Edificio Enfermo.
Definiciones
Existen dificultades para definir lo que se entiende por
edificio enfermo y por síndrome del edificio enfermo. En la práctica los
edificios enfermos son una parte de los edificios que presentan problemas.
Estos edificios están, generalmente, equipados con aire acondicionado, aunque
también pueden estar ventilados de forma natural. Sus ocupantes presentan
quejas referentes a su salud en una proporción mayor a la que sería razonable
esperar (>20%) y las causas son difíciles de identificar dado que en muchos
casos tienen un origen multifactorial.
Síndrome del edificio enfermo (SEE) es el nombre que se da
al conjunto de síntomas diversos que presentan, predominantemente, los
individuos en estos edificios y que no van en general acompañados de ninguna
lesión orgánica o signo físico, diagnosticándose, a menudo, por exclusión.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) diferencia entre
dos tipos distintos de edificio enfermo. El que presentan los edificios
temporalmente enfermos, en el que se incluyen edificios nuevos o de reciente
remodelación en los que los síntomas disminuyen y desaparecen con el tiempo,
aproximadamente medio año, y el que presentan los edificios permanentemente
enfermos cuando los síntomas persisten, a menudo durante años, a pesar de
haberse tomado medidas para solucionar los problemas.
Características comunes a los edificios enfermos
Normalmente para ningún edificio debe considerarse como
evidente su pertenencia a la categoría de edificio permanentemente enfermo. Sin
embargo, en la práctica, estos edificios tienen, según Ia OMS, una serie de
características comunes:
•
Casi siempre tienen un sistema de ventilación
forzada que generalmente es común a todo el edificio o a amplios sectores y
existe recirculación parcial del aire. Algunos edificios tienen la localización
de las tomas de renovación de aire en lugares inadecuados mientras que otros
usan intercambiadores de calor que transfieren los contaminantes desde el aire
de retorno al aire de suministro.
•
Con frecuencia son de construcción ligera y poco
costosa.
•
Las superficies interiores están en gran parte
recubiertas con material textil, incluyendo paredes, suelos y otros elementos
de diseño interior, lo cual favorece una elevada relación entre superficie
interior y volumen.
•
Practican el ahorro energético y se mantienen
relativamente calientes con un ambiente térmico homogéneo.
•
Se caracterizan por ser edificios herméticos en
los que, por ejemplo, las ventanas no pueden abrirse.
Síntomas y diagnóstico
Las NTP son guías de buenas prácticas. Sus indicaciones no
son obligatorias salvo que estén recogidas en una disposición normativa
vigente. A efectos de valorar la pertinencia de las recomendaciones contenidas
en una NTP concreta es conveniente tener en cuenta su fecha de edición
La sintomatología a observar para poder diagnosticar un
edificio enfermo es muy variada, pudiendo llegar a ser compleja, ya que suele
ser el resultado de la combinación de distintos efectos. Los síntomas más
significativos incluyen:
•
Irritaciones de ojos, nariz y garganta.
•
Sensación de sequedad en membranas mucosas y
piel.
•
Ronquera.
•
Respiración dificultosa.
•
Eritemas (Erupciones cutáneas).
•
Comezón.
•
Hipersensibilidades inespecíficas.
•
Náuseas, mareos y vértigos.
•
Dolor de cabeza.
•
Fatiga mental.
•
Elevada incidencia de infecciones respiratorias
y resfriados.
En ciertos edificios pueden, además, estar potenciadas
algunas enfermedades comunes del individuo, tales como sinusitis y algunos
tipos de eczemas.
Para diagnosticar la existencia de un síndrome de edificio
enfermo tiene que efectuarse una investigación cuidadosa entre el personal
afectado, teniendo en cuenta los síntomas reseñados. Se considerará también que
en estos edificios, según los estudios realizados, los síntomas son más
frecuentes por la tarde que por la mañana, el personal de oficina es más
propenso que el directivo a experimentar molestias, estas molestias son más
frecuentes en el sector público que en el privado y las quejas son más
abundantes cuanto menos control tiene la gente sobre su entorno.
Posibles factores de riesgo
Contaminantes ambientales
El número de posibles contaminantes es enorme ya que pueden
tener muy diversos orígenes. Los propios ocupantes del edificio pueden ser una
de las fuentes más importantes ya que el ser humano produce de forma natural
dióxido de carbono (CO2), vapor de agua, partículas y aerosoles biológicos,
siendo a la vez responsable de la presencia de otros contaminantes entre los
que destaca el humo de tabaco que en sí contiene más de 3000 compuestos, entre
ellos, monóxido de carbono (CO), aldehídos, óxidos de nitrógeno, metales, etc.
Los materiales de construcción y decoración del edificio así
como los muebles y demás elementos pueden también ser la causa de la presencia
en el aire de compuestos tales como formaldehído, vapores orgánicos, polvos y
fibras (asbestos, vidrio, textiles). Por otra parte los materiales usados para
el trabajo de oficina, en las instalaciones o para el mantenimiento pueden
aportar contaminantes al ambiente. Ese es el caso de los productos utilizados
como correctores, del ozono desprendido por las fotocopiadoras, los biocidas,
los productos de limpieza, los desodorantes, etc. Existen también casos en que
estos contaminantes proceden del exterior del edificio como pueden ser los
humos de escape de automóviles, el dióxido de azufre o el radón.
El polvo presente en un aire interior está formado por
partículas tanto orgánicas como inorgánicas, muchas de las cuales pueden
clasificarse como fibras. El polvo total dependerá de la ventilación, la
limpieza, la actividad en la zona y el grado de presencia de humo de tabaco.
Los contaminantes biológicos pueden ser responsables de
enfermedades infecciosas y también de alergias. Hay que considerar los posibles
efectos de bacterias, virus, hongos, ácaros, etc.
Son, por el momento, muy pocos los límites ambientales
existentes para estos contaminantes. No hay que olvidar que en el caso de los
productos químicos, sus mezclas pueden tener sobre el ser humano efectos
aditivos, sinérgicos o antagónicos y que el conocimiento de estas interacciones
es aún muy limitado. Por otra parte tampoco se conocen los efectos de ciertas
sustancias sobre el organismo cuando la exposición es a muy bajas
concentraciones y durante largos periodos de tiempo. Todo lo cual dificulta el
establecimiento de límites.
La OMS en unas Guías para el establecimiento de la Calidad
del Aire recomienda unos valores para proteger la salud pública para 28
sustancias, algunas de las más significativas para el SEE se recogen en la
Tabla 1.
Tabla 1: Valores de referencia para algunas sustancias no
cancerígenas en aire según OMS
Para el CO2, que la mayoría de autores no consideran como un
contaminante dado su origen humano, y que sí se usa como indicador de la
calidad del aire interior para establecer el correcto funcionamiento de los
sistemas de ventilación, el estándar ASHRAE 62-1989 de la American Society of
Heating, Refrigerating and Air Conditioning Engineers, recomienda un límite de
1000 ppm para satisfacer criterios de confort, (olor). Este mismo estándar
sugiere, para aquellos contaminantes químicos que no tienen establecido un
valor de referencia propio, una concentración de 1 /10 del valor recomendado
(TLV) para ambientes industriales por la American Conference of Governmental
Industrial Hygienists (ACGIH). Sin embargo los valores para contaminación
ambiental son mucho más bajos, por ejemplo, 1130 de los valores límites (Ley de
protección del medio ambiente atmosférico, Art. 46.IV) o 40/168 x 1 /100 TLV
(Ameg).
Olores
Algunos gases y vapores ocasionan disconfort sensorial
debido a olores e irritaciones que pueden producir ansiedad y estrés,
especialmente cuando sus fuentes no están identificadas. Recientemente se han
definido dos nuevas unidades, el olf y el decipol, para cuantizar fuentes de
contaminación y niveles de contaminación tal como los percibe el ser humano. Un
olf es el total de contaminantes (bioefluentes) aportados al aire por una
persona estandar. Cualquier otra fuente se cuantizará como el número de
personas estandar (olfs) necesarios para generar la misma insatisfacción que
ella. Un decipol es la contaminación ambiental generada por una persona
estandar (un olf), ventilada por 10 L/seg de aire no contaminado.
Iones
Algunos autores defienden la hipótesis de que la ausencia de
iones negativos en un ambiente cerrado puede ser el origen de un SEE. No existe
sin embargo evidencia de que la utilización de generadores de iones tenga beneficios
totamente demostrables.
Iluminación
Un nivel de iluminación bajo, un contraste insuficiente, los
brillos excesivos y los destellos pueden se causa de stress visual generador de
irritación de ojos y dolores de cabeza. El uso prolongado de pantallas de
visualización de datos (PVD) requiere una iluminación particularmente bien
diseñada. Según las diferentes tareas visuales puede recomendarse para trabajos
de oficina 500-1000 lux y para trabajos con PVD 150-300 lux en pantalla y 500
lux en teclado y documentos.
Ruido
Conviene mantener los niveles de presión sonora en los
límites de 60-70 dB(A) recomendados como confortables ya que valores superiores
pueden producir fatiga. Sin embargo la naturaleza del ruido es un factor
importante. Así los infrasonidos, los ruidos de baja frecuencia y los tonos
puros puede causar irritabilidad y molestias. La Norma ISO 1966.2-1987 hace
referencia a esta problemática.
Vibraciones
Las vibraciones producidas en las cercanías de un edificio o
debidas a máquinas instaladas en el mismo también pueden afectar.
Sobre este tema se han efectuado numerosos estudios que han
llevado al establecimiento de las correspondientes Normas. (ISO 2631.1 y
2631.3-1985)
Ambiente térmico
Se han desarrollado varios estandars sobre este tema. El más
aceptado son el conjunto de las normas de confort térmico recomendadas en ISO
7730-1984 que establece un intervalo, óptimo de temperaturas (aire, radiante y
simetría radiante) y condiciones para personas con diferentes intervalos
metabólicos y usando diferentes ropas.
Los valores recomendados son:
•
Temperatura operativa del aire: 22 ºC ±2 ºC para
invierno y 24,5 ºC ±1,5 ºC para verano.
•
Diferencia vertical de temperatura del aire
entre 1, 1 m y 0,1 metros (cabeza y tobillo) inferior a 3 ºC.
•
Temperatura de superficie de suelo entre 19 y 26
ºC (29 ºC para sistemas de calefacción por suelo).
•
Velocidad media del aire inferior a 0,15 m/seg
en invierno y 0,25 m/seg en verano.
•
Asimetría de temperatura radiante debida a
planos verticales (ventanas, etc.) inferior a 10 ºC.
•
Asimetría de temperatura radiante debida a
planos horizontales (techos, etc) inferior a 5 ºC.
Humedad relativa
Los procesos de humidificación causan serios problemas y han
de ser vigilados cuidadosamente. No existe acuerdo sobre cual es el intervalo
ideal de humedad relativa aunque el más generalizado se fija entre el 20 y el
60% (preferiblemente del 30 al 50%). Niveles muy altos de humedad, por ejemplo
>70%, favorecen el incremento de hongos y otros contaminantes
microbiológicos mientras que niveles inferiores al 30% ocasionan sequedad en
las membranas mucosas.
Ventilación
Una ventilación insuficiente es una de las causas más
frecuentes de SEE. Normativa sobre aportes mínimos de aire existen en muchos
países, pero varían de unos a otros así como entre zonas de no fumadores y de
fumadores (intervalo entre 2,5 - 20 litros por segundo y por persona).
La International Energy Agency (IEA) indica que un aporte de
aproximadamente 8 litros por segundo (cerca de 30 M3 /h) por persona (actividad
sedentaria) será adecuada para extraerlos bioefluentes humanos (olores) en
áreas de no fumadores. En zona de fumadores el aporte de aire fresco debe ser
mayor.
Por su parte el estándar ASHRAE 62-1989 propone para obtener
una calidad aceptable de aire interior una serie de aportes mínimos de aire
fresco. Estos valores pretenden mantener el CO2 y otros contaminantes dentro de
un adecuado margen de seguridad en función de una variabilidad en el tipo de
espacios interiores, presuponiendo en la mayoría de los casos que la
contaminación producida es proporcional al número de personas que los ocupan.
Así para una oficina se recomienda un aporte mínimo por persona de 10 L/seg
(cerca de 35 m3 /h) y para una sala de fumadores este valor debe aumentarse
hasta 30 L/seg por persona.
La ventilación en sí no debiera ser causa de problemas
adicionales, sin embargo hay que cuidar el mantenimiento y limpieza de los
equipos de ventilación y evitar recirculaciones de aire que puedan introducir
nuevos contaminantes.
En cuanto a España, la Ordenanza establece una serie de
condicionantes respecto a aporte de aire, velocidad del aire, temperatura y
humedad relativa descritas en la NTP-243.
Factores psicosociales
Los factores psicosociales pueden desempeñar un papel
importante aumentando el estrés del personal. La organización del trabajo, la
insatisfacción en general, el tiempo de trabajo, el contenido de la tarea, la
comunicación y relación, etc. pueden afectar haciendo a la gente más
influenciable por los factores ambientales.
Como efectuar las investigaciones asociadas a un edificio
En general los problemas relacionados con un edificio se
manifiestan cuando alguno(s) de sus ocupantes se quejan a la dirección o a los
responsables del ambiente ocupacional de molestias e incomodidades tales como
corrientes de aire, frío, calor, ruido, etc.
La primera respuesta debe ser comprobar si las condiciones
operacionales de las instalaciones que regulan la ventilación del edificio son
correctas. Es importante, en este punto, comprobar si las personas afectadas
pueden modificar directamente la temperatura y la entrada de aire.
Si las condiciones operacionales son consideradas normales y
las quejas continúan, habrá que iniciar una investigación técnica e higiénica
para determinar la extensión y la naturaleza del problema. Esta investigación
permitirá también estimar si los problemas pueden considerarse sólo desde un
punto de vista funcional o si han de intervenir especialistas en higiene y
psicología.
La Comisión de las Comunidades Europeas recomienda, para
estudiar este tipo de problemas, un protocolo de actuación que se desarrolla en
cuatro fases y que se resume en la Tabla 2.
Tabla 2: Esquema de una investigación programada en un
edificio enfermo
Primera fase. Investigación inicial del edificio y
planteo del problema
En esta fase preliminar se realiza una revisión general del
edificio que pretende identificar el tipo y la gravedad del problema
manifestado, para decidir si son precisas más investigaciones o incluso
asesoramientos externos.
Cuando se llega a una conclusión válida respecto al tipo de
problema y a las acciones que van a arbitrarse, conviene informar al personal
que manifestó los problemas.
A continuación, se distribuye entre un cierto número de
empleados, de forma aleatoria, un cuestionario de tipo sencillo referente a
síntomas y quejas que incluya distintos factores. Las respuestas no van a ser
utilizadas para tomar acciones individuales sino que se utilizarán como base
estadística y para establecer si la prevalencia de síntomas excede un nivel
aceptable Este dependerá de las circunstancias y características de cada país.
El cuestionario deberá distinguir, sin lugar a dudas, entre
los síntomas experimentados en el interior y en el exterior del edificio. Debe
también incluir cuestiones psicosociales y será estrictamente confidencial.
La revisión técnica del edificio y de las condiciones de
instalación se basará en la información y en los planos suministrados por el
personal de mantenimiento. La lista de "chequeo" que describa el
edificio, los materiales de construcción, el tipo de instalaciones y el estado
general del mismo debería incluir por ejemplo:
•
Edad del edificio.
•
Información sobre las renovaciones realizadas
durante los últimos años (trabajos y fechas).
•
Número de personas por oficina (promedio y
max.).
•
Área de oficina por persona ( promedio y min.).
•
Volumen de aire por persona (promedio y min.).
•
Suelos: material y recubrimiento.
•
Paredes: material y recubrimiento.
•
Techo: material y recubrimiento.
•
Sistema de calefacción: tipo y sistema de
regulación.
•
Sistema de ventilación: ventilación natural,
extracción y/o sistema de suministro de aire mecánico, filtros. Para sistemas
de suministro de aire: información adicional sobre recirculación,
humidificación, enfriamiento de aire, localización de la toma de aire.
•
Regulación de la ventilación: aporte de aire
exterior y los correspondientes aportes promedio y mínimo por persona
(litros/segundo persona) Indicar si estos valores se basan en presunciones,
criterios de diseño o medidas realizadas.
•
Procedimiento de funcionamiento para los
sistemas de calefacción y ventilación: parada nocturna, recirculación,
humidificación.
•
Procedimientos de limpieza: diaria, semanal,
mensual, procedimientos anuales para los suelos, muebles, etc. (cambios
recientes en las metódicas).
•
Condiciones de iluminación: general, individual.
•
Equipos generadores de ruido, contaminación,
calor: tipo y localización. Utilización de productos que pueden ocasionar el
deterioro de la calidad del aire (productos de limpieza, vaporizadores para
plantas, etc.).
•
Escapes de agua (anteriores o actuales).
•
Medidas efectuadas del clima interior.
Segunda fase. Medidas de inspección y guía
En esta fase se comparará el uso y el funcionamiento actual
del edificio con el diseño y la función de la planta original y se tomarán
acciones correctoras puntuales.
Hay que considerar aspectos tales como:
•
Humo de tabaco. Lugar y cantidad de su presencia.
Posible recirculación.
•
Materiales de construcción y mobiliario.
•
Localización de las fotocopiadoras e impresoras
láser ¿Están en habitaciones separadas y ventiladas?
•
Olores. Caracterización e identificación de las
fuentes.
•
Nivel de limpieza. Polvo en alfombras,
estanterías, etc.
•
Manipulación de gran cantidad de papel. Fuentes
de polvo orgánico y gases originados en la impresión.
•
Presencia de plantas verdes. Utilización de
productos químicos para su tratamiento.
•
Humedades, escapes de agua.
•
Presencia de mohos.
•
Infiltraciones de aire procedente de garages,
laboratorios, restaurantes, tiendas, etc. del mismo edificio.
•
Situación de la toma de aire exterior teniendo
en cuenta su separación de la salida de contaminantes por los extractores de
los sistemas de ventilación.
•
Uso de humidificadores y situación. ¿Se limpian
regularmente?
•
Aberturas de entrada y salida de aire. ¿Están
limpias sin estar bloqueadas por el polvo?
•
Uso de protectores de sol.
•
Número de empleados en las oficinas. ¿Son los
inicialmente planificados?
•
Deben realizarse medidas aleatorias de
indicadores de calidad de aire y de clima, tales como CO2, y temperatura del
aire, controlar las corrientes de aire utilizando ampollas de humo y evaluar
aquellos factores que en los cuestionarios se mencionen como molestos (por ej.
ruido o iluminación). Se revisaran habitaciones con y sin problemas.
Tercera fase. Medidas de ventilación, indicadores de
clima y otros factores implicados
Si las acciones tomadas en las fases anteriores no han
logrado disminuir los problemas, en estafase se realizará un análisis completo
del sistema de ventilación y del clima del ambiente interior. Para ello se
volverá a pasar el cuestionario inicial unos meses después de haber tomado las
acciones correctoras previas. Evidentemente en el caso de que se presenten
variaciones estacionales, en los síntomas y en las quejas, respecto a factores
climáticos específicos puede complicarse la evaluación de esta segunda versión
del cuestionario.
Ventilación
•
Inspección visual de la acumulación de suciedad
y polvo en los filtros, baterías de calentamiento y de enfriamiento y en los
intercambiadores de calor.
•
Control del ajuste de temperaturas,
interruptores de inicio y parada.
•
Comprobación del funcionamiento de los sistemas
de control automático.
•
Medida del grado de recirculación.
•
Medida de los flujos de suministro y extracción
para todo el sistema y muestreo representativo de las habitaciones.
•
Medidas del intercambio de aire.
•
Medidas de la eficacia de la ventilación cuando
se sospechen riesgos debidos a que ésta sea baja.
Calidad del aire y otros factores
•
Habrá que medir de nuevo los indicadores de
calidad del aire tales como CO2 y CO y de calidad de clima como la temperatura
del aire, pero más extensamente que antes e incluir los cambios diurnos que
puedan presentarse. En esta fase, sino se han hecho antes, hay que hacer
medidas de factores específicos. Los factores específicos a medir vendrán
sugeridos por la inspección inicial del edificio y por las respuestas del
cuestionario.
•
En edificios de nueva construcción o reformados,
si la presencia de olores es significativa, se medirá la presencia de
compuestos orgánicos volátiles totales o individuales (en especial irritantes
fuertes) y si los materiales de construcción o los muebles son una posible
fuente de olor importante, también se medirá el formaldehído. En cortos
períodos pueden darse amplias variaciones de los niveles (horas). Pueden
identificarse fuentes de contaminación estimando la calidad del aire (en
decipol) y midiendo el suministro exterior de aire tal como describen Fanger y
col. Para identificar fuentes hay que comprobar separadamente los distintos
compartimentos.
•
En aquellas habitaciones en las que se observe
la presencia dañada o no protegida de materiales aislantes a base de fibras
minerales habrá que efectuar mediciones de fibras. Se recomendará su
sustitución o sellado.
•
En aquellas situaciones en que se sospeche una
escasa limpieza o en las que se manipulen, por ejemplo, grandes cantidades de
papel, como puede ocurrir en los edificios dedicados a oficinas, habrá que
medir el contenido de polvo en el aire y en el suelo. También puede ser
importante evaluar la composición del polvo.
•
Medida de la iluminación. Incluso en ausencia de
quejas los usuarios de pantallas de ordenadores pueden tener problemas de
iluminación no reconocidos.
•
Medidas de ruido. Hay que prestar una especial
atención a los ruidos de baja frecuencia generados por los sistemas de
ventilación u otras maquinarias así como a aquellos sonidos de frecuencias muy
concretas, especialmente irritantes, propios de las máquinas de oficina.
•
Medidas de la correcta distribución de las
corrientes de aire.
•
Cuando el techo esté más caliente que el aire
habrá que medir la temperatura del techo o la temperatura de piano radiante
correspondiente a esa superficie.
Cuarta fase. Examen médico e investigaciones asociadas
En esta fase se efectuará un examen médico en el que puede
ser necesario examinar empleados con y sin síntomas. El examen lo realizará, en
general, una unidad médica ocupacional.
Además de estos exámenes pueden estudiarse algunas
exposiciones específicas. Estas pueden consistir en un estudio cualitativo de los compuestos orgánicos volátiles acompañada de una
evaluación toxicológica. Otra posibilidad es un estudio microbiológico junto
con tests de provocación.
Los exámenes médicos, que pueden incorporar un cuestionario
detallado relacionado con los síntomas, deben siempre incluir preguntas
relacionadas con las condiciones psicológicas en el trabajo, las relaciones
individuales entre compañeros y con los superiores y el tipo de trabajo que se
está realizando ya que todo ello puede influir en los síntomas. Normalmente no
es necesario llegar a esta fase ya que en general los problemas en los
edificios se solucionan en las fases previas. Hay que comprobarlo usando el
cuestionario original algún tiempo después de que las medidas correctoras
derivadas de la tercera fase hayan sido puestas en práctica.
Muestreo y análisis de contaminantes ambientales
Al plantearse como último paso el control analítico de un
aire interior se presenta el problema de la existencia de un elevado número de
espacios individuales con diferentes fuentes contaminantes en los que no
siempre es posible utilizar sistemas de muestreo voluminosos y/o ruidosos. En
general suelen, por tanto, tomarse las muestras con sistemas relativamente
pequeños y silenciosos para proceder a su análisis a continuación en el
laboratorio.
Otro problema muy importante que presenta el análisis de un
aire interior es el de la representatividad de las muestras de aire, para
distintos espacios, tomando sólo un número limitado de muestras. La estrategia
del muestreo es por tanto un factor de la mayor importancia.
Suponiendo un cierto conocimiento de las fuentes potenciales
de contaminación y del tipo de contaminantes, desarrollar una estrategia de
muestreo implica responder a las preguntas de cuándo, con qué frecuencia y de
qué duración han de tomarse las muestras.
Los parámetros determinantes para una estrategia de muestreo
en el caso de contaminantes químicos en ambientes interiores vienen dados
principalmente por la situación dinámica del ambiente interior y el objetivo
del muestreo, en función de los contaminantes o tipos de contaminantes que
interese analizar.
Los factores dinámicos de un interior están
caracterizados por la variabilidad de emisión de las fuentes contaminantes, las
diferencias entre espacios y las diferentes condiciones de ventilación y
climáticas pudiendo además estar muy influidos por los distintos tipos de
contaminantes.
Los objetivos del muestreo pueden ser la
determinación de concentraciones promedio o de concentraciones pico. En otros casos
puede interesar el conocimiento de las concentraciones personales, de la
exposición individualizada, el grado de cumplimentación con los valores de
referencia indicados en las guías, efectuar un estudio, identificar fuentes,
determinar los modelos de la contaminación del aire, etc. Por tanto la
estrategia de muestreo puede ser muy variada, siendo muy importante el momento
en que se toma la muestra y las condiciones del edificio (hora, situación del
aire acondicionado, ocupación, etc.), así como la duración y frecuencia del
muestreo, la localización y el garantizar la calidad de este muestreo.
Enfoque científico del problema y tendencias actuales
En base al conocimiento actual parece improbable que las
enfermedades y molestias relacionadas con los edificios puedan ser totalmente
erradicadas, sin embargo pueden conseguirse unas condiciones aceptables que se
mantengan durante periodos indefinidos de tiempo. Incluso en muchas
investigaciones en las que no se puedan identificar las causas, pueden
minimizarse los efectos a base de prestar suficiente atención al diseño,
construcción y mantenimiento de los sistemas de aire acondicionado y de
ventilación, al ambiente de trabajo en general y a los aspectos anímicos del
personal que trabaja en estos edificios. Desde el punto de vista técnico se
pueden destacar una serie de acciones que pueden mejorar los ambientes
interiores, tales como:
•
Desarrollar materiales de construcción no
contaminantes.
•
Un mejor conocimiento de los mecanismos
provocadores de irritaciones y olores.
•
Mejor identificación de la naturaleza de los
contaminantes y de sus fuentes.
•
Sustitución de productos problemáticos por otros
menos contaminantes.
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