Una reciente revisión, realizada por la OMS/OPS y científicos latinoamericanos, examina esta problemática y propone nuevas estrategias para reducirla.
La Organización Mundial de la Salud como la Organización Panamericana de la Salud, el Collegium Ramazzini, y científicos latinoamericanos publicaron una revisión que examina todos los factores de riesgo ambientales para la enfermedad crónica en los niños de América Latina y Caribe, con el fin de desarrollar una iniciativa estratégica para el control de estas exposiciones.
Difundida en la última edición de Environmental Health Perspectives bajo el título "Children’s Health in Latin America: The Influence of Environmental Exposures", expresa que la OPS estima que cerca de 100.000 niños en las Américas menores de 5 años mueren cada año por propiedades físicas, químicas y riesgos biológicos en el medio ambiente. A las patologías causadas por los peligros ambientales tradicionales: la diarrea, la neumonía, el dengue y la enfermedad de Chagas, se han sumado en las últimas décadas las amenazas ambientales vinculadas a las enfermedades crónicas como el asma, los trastornos del desarrollo neurológico, los defectos de nacimiento, la obesidad, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares, los problemas de salud mental y el cáncer pediátrico.
Concomitante con la transición epidemiológica, profundos cambios ambientales han barrido América Latina y el Caribe: la urbanización, la industrialización, los cambios en los patrones del suelo, la deforestación y los efectos del cambio climático regional. Y los productos químicos tóxicos en el medio ambiente: como el plomo, mercurio, sustancias químicas industriales, la contaminación del aire, los plaguicidas y los productos químicos de los desechos electrónicos son los responsables de las principales patologías y discapacidad entre los niños de la región.
Para hacer frente a la crisis de la enfermedad crónica de origen ambiental entre los niños latinoamericanos y caribeños, la OMS y la OPS se centrarán en la contaminación de los peligros más prevalentes: el aire exterior e interior, el agua, y los productos químicos tóxicos. Las estrategias para el control de estos riesgos serán el desarrollo de los datos de seguimiento sobre las tendencias regionales de salud ambiental en los niños, y la promoción de la investigación biomédica sobre el tema. Además, se desarrollará una plataforma para el diálogo con otras agencias de la ONU, como el Programa de las Naciones Unidas y el UNICEF (Fondo de las Naciones Unidas), para compartir información y trabajar juntos en objetivos comunes, y se crearán unidades de salud ambiental infantil.
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